Pide Card. Rivera a religiosos y religiosas no perder la esperanza


Esta mañana asistimos a la celebración de la XVII Jornada de Vida Consagrada. Les copiamos el artículo que aparece en la página de la Arquidiócesis:
Sábado, 4 de febrero de 2017,14:00 horasVladimir Alcántara

Durante una Misa de acción de gracias en el Instituto Asunción, con motivo de la XVII Jornada Arquidiocesana de Vida Consagrada, pidió a religiosos no estancarse en sus labores.

Este 4 de febrero el Arzobispo de México, Card. Norberto Rivera Carrera, acudió a las instalaciones del Instituto Asunción de México A.C., donde celebró una Misa de acción de gracias con motivo de la realización de la XVII Jornada Arquidiocesana de la Vida Consagrada. A su llegada, fue recibido por fray David Alonso Días, Vicario Episcopal para la Vida Consagrada, así como por un gran cantidad de religiosas y religiosos que aprovecharon para felicitarlo por sus 50 años de ordenación sacerdotal.

Durante la homilía, el Card. Rivera Carrera dijo que en México está profundamente arraigada la Fiesta de la Candelaria, pero muchas personas ignoran su significado, desconocen que lo que se conmemora es la luz de Jesucristo, quien hizo que las tierras, que vivían en sombra de muerte, vieran por fin esa gran luz. “Si no hubiera luz, no podríamos descubrir los colores, ni ver la belleza del mundo. Pero para lo que más nos debe servir la luz, es para ver a los demás, a los que caminan junto con nosotros, para no atropellarlos. Sin la luz de Cristo no alcanzamos a descubrir la imagen y semejanza de Dios en nuestro prójimo”.

Explicó que la luz de Jesús es como un fuego de fundición, que purifica, que debemos dejar entrar en nuestro corazón, en nuestra vida, para que queme muchas cosas que nos hemos guardado y de las que no nos queremos desprender; un fuego nos quitará todo lo que nos está estorbando, para convertirnos en metales preciosos. “El Papa Francisco nos dice que la Vida Consagrada está en un momento realmente difícil, y se tiene la tentación de perder la esperanza, de refugiarnos en la autosuficiencia, de luchar sólo por uno mismo. La vida religiosa está teniendo una profunda hemorragia; pero no basta con tener un buen diagnóstico ni cerrar la herida, hay que ir más allá de ese simple deseo de sobrevivir”.

En este sentido, el Card. Rivera Carrera contó que hace 33 años solía acudir a una casa para ancianos a celebrar la Eucaristía, en la cual había diez religiosas; aconsejó un día a la Superiora dejar a los ancianos en manos de las enfermeras y salir a los pueblos a buscar vocaciones; así lo hicieron, y después de un año regresaron con 30 vocaciones religiosas. “No podemos quedarnos con lo que tenemos, siempre debemos buscar lo nuevo; dejemos que Cristo nos transforme, que ilumine la vida de las congregaciones, porque sin su luz poco a poco se pierde la esperanza y simplemente nos dedicamos a mantener aquello que otros hicieron a través de los años”.

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